Historias del Espanyolismo [III]

Final UEFA 2007

v.s.

RCD Espanyol 2-2 Sevilla FC

Hoy, 16 de mayo de 2010 han pasado exactamente tres años de esa final de la UEFA y he escrito mis vivencias:

Esta era la primera final a la que asistía. Fuimos mis dos hermanos, mis padres, la prima y el tío de mi padre y yo. El martes por la tarde, un día antes de la tan ansiada final, salí del colegio y rápidamente me fui para mi casa, me preparé, vinieron la prima Laura y el tío de mi padre Andrés a recojernos con el coche y fuimos al aeropuerto de Girona para embarcar. Allí comimos y cogimos un avión Ryanair que nos llevaría a Londres-Luton. Cuando llegamos, alquilamos un Fiat Punto y nos dirigimos para Glasgow, Escocia. Fue toda una aventura conducir al revés de aquí y encima de noche. Primero Andrés pasó una rotonda como en España y luego pasó otra por encima, suerte que era de las que estaban pintadas. Llegamos a las ocho de la mañana. Aparcamos al lado de Hampden Park, estadio dónde se disputaría la gran final. Cuando llegamos visitamos un poco la ciudad, lo que eran estatuas, calles, Fan Zones... En la Fan Zone de Espanyol me encontré con el padre de un amigo mío que también vino para animar al Espanyol. La organización era estupenda: Trenes y autobuses gratuitos... Mi hermano Dani y yo nos pintamos la cara, yo como William Wallace (Braveheart) y mi hermano de arlequinado blanquiazul. No sé que pasaba pero todos (periodistas, aficionados...) se hacían fotos con mi hermano. ¡Ah! Mis hermanos llevaban una kilt (falda escocesa) blanquiazul. Cuando faltaba poco para el comienzo del partido, rápidamente cogimos el tren junto a otros pericos y sevillistas. Entramos al estadio unos momentos antes de que empezara la gran final. Cuando el árbitro pitó el comienzo del partido las dos aficiones empezaron a animar a sus equipos. Massimo Busacca, que era el árbitro, expulsó injustamente por doble amarilla a nuestro jugador centrocampista Moisés Hurtado, pero supimos aguantar el partido. Primero marcó Adriano para el Sevilla entre Pablo Zabaleta y Gorka Iraizoz. Luego Albert Riera empató, desde fuera del área, con un zurdazo que perforó la portería de Palop y el resultado no se movió hasta la prorroga. Luego, ya en la prorroga, marcó el Sevilla de la mano de Kanouté, pero cuándo todo parecía perdido, un potente chut de Jônatas Domingos marcó un golazo, de fuera del área también. Llegó lo más difícil: Los penaltis. Ya caímos una vez en los penaltis, en la final de la UEFA del 88 contra el Bayer Leverkusen y no estábamos dispuestos a dejarnos vencer, y menos cuando eramos invictos, ni un partido perdido desde el primero contra el Artmedia hasta el ultimo contra el Werder Bremen, ganando al Benfica, al Ajax... pero no siempre las cosas salen bien. Por nuestra parte solo marcó "el rifle" Walter Gerardo Pandiani Urquiza, por parte del Sevilla tan solo falló uno, si no me equivoco. Llegó el turno de Marc Torrejón, si marcaba seguíamos luchando, si fallaba sería campeón el Sevilla. Y Torrejón plantó la pelota, chutó y Palop se la paró. Perdimos la copa de la UEFA, pero llegamos muy lejos y salimos invictos, con dignidad y con la cabeza muy alta. Al final del partido todos terminamos llorando. El retorno fue muy triste. Volvimos a Londres con el coche alquilado, de Londres a Reus con avión y de Reus hasta Montmeló en tren. En el colegió todos me animaron, fuesen pericos, merengues o incluso culés. Recibimos a gritos de "campeones" a nuestros ídolos del Espanyol, y como dice Joaquín Sabina en la canción más hermosa del mundo, "frente al cabo de poca esperanza arrié mi bandera". Pero cuando recuerdo esa triste final, con todo lo que logramos, aún me pongo a llorar.